Dianabol: mitos y realidades sobre el esteroide anabolizante más conocido

El Dianabol es uno de los anabolizantes más conocidos del mundo. Hasta la década de 1980, fue también uno de los más utilizados. Pero fue prohibido y desapareció gradualmente, para ser sustituido por alternativas naturales. ¿Por qué y cómo esta estrella del gimnasio pasó de la fama a la oscuridad? El equipo de Athletes Temple analiza la realidad de este estimulante.

Dianabol mythe réalité
Muchos mitos rodean al Dianabol, pero la realidad es bien distinta

Un producto fantástico…

Está claro que el Dianabol era un producto fantástico. En su momento, supuso una auténtica revolución en la forma de estimular los músculos y aumentar su velocidad de crecimiento. Es más, fue una verdadera herramienta de estado para que muchos países ganaran medallas.

En poco tiempo, el deportista medio podía desarrollar músculos enormes. Se necesitaba muy poco entrenamiento para alcanzar un nivel muy alto. Es más, los efectos eran menores que los de las inyecciones de testosterona.

Además, era muy fácil de tomar, ya que sólo había que inyectarse.

Hasta principios de los años 80, no se cuestionó realmente el producto ni sus efectos. De hecho, fue en esa época cuando la gente empezó a interesarse por los efectos secundarios y el impacto a largo plazo del Dianabol en los atletas. Y fue entonces cuando los científicos se dieron cuenta de que no era tan fantástico.

Sino lleno de efectos nocivos

Por mucho que permitiera aumentar de peso rápidamente, también producía efectos indeseables. El sistema cardiovascular, el hígado, el cerebro e incluso los músculos se veían afectados. Con sólo unas pocas dosis de Dianabol, un atleta podía sufrir las consecuencias de por vida. En otras palabras, este producto no tenía nada de bueno. Sobre todo si se recuerda que para construir músculo, un atleta necesita entrenar, y en particular hacer cardio… Al igual que el sueño reparador, que permite al cuerpo fijar los resultados del entrenamiento.

Por eso se prohibió en varios países a partir de los años ochenta. Por supuesto, no todo fue coser y cantar. De un día para otro, muchos culturistas perdieron el producto que les había permitido seguir adelante. Se desarrolló un auténtico mercado negro, con falsificaciones y productos aún más peligrosos. Pero todo esto parece haberse resuelto.

Entre otras cosas, gracias al desarrollo de alternativas naturales como el D-Bol. Se trata de productos elaborados a partir de plantas cuyos efectos reproducen los del anabolizante más conocido del mundo. Por supuesto, producen sus efectos menos rápidamente, pero evitan una larguísima lista de efectos indeseables.