El deporte no es nada si no controlas tu cuerpo. Y lo primero que tienes que aprender sobre tu cuerpo es a gestionar tu respiración. Es la respiración la que lleva oxígeno a las células y les permite funcionar correctamente. Y así frena la acumulación de ácido láctico en los músculos. Además, la falta de oxígeno durante el ejercicio te hace sentir cansado y agotado, lo que ralentiza tu progreso general.
La respiración, una función vital
La respiración es vital para el buen funcionamiento del organismo y la práctica del deporte. Además, el deporte es un esfuerzo que el cuerpo debe realizar. La respiración oxigena el cuerpo, haciendo que el esfuerzo sea menos agotador.
Porque el cuerpo es como una máquina, puede funcionar de forma óptima o sólo parcialmente. La única diferencia está en la forma en que se gestiona y en la forma en que el deportista gestiona las entradas. Toda máquina funciona mediante el triángulo del fuego, que implica un combustible, un oxidante y el calor producido. En el cuerpo ocurre lo mismo. Para funcionar, necesita energía en forma de calorías y oxígeno, todo lo cual se traduce en energía en forma de calor (transpiración) y movimiento (el propio deporte).
Así que si privamos al cuerpo de parte de lo que necesita para funcionar, funcionará peor. Como un motor en mal estado.
Pero la respiración no es algo difícil de controlar en sí misma. Una vez que eres consciente de tu respiración, puedes trabajar sobre ella para que sea más óptima y, sobre todo, más adecuada al esfuerzo que estás realizando.
Sí, el ritmo de tu respiración puede variar en función del tipo de esfuerzo que realices: cardio, fitness o musculación.
¿Cuáles son los beneficios de una buena respiración?
Cuando aprendes a respirar y a seguir tu propio ritmo al hacer ejercicio, pronto descubres que hay beneficios que no se pueden ignorar….
- los movimientos son más fáciles (o al menos menos menos cansados)
- se exhala más CO2 que antes (lo que significa menos agujetas y menos dolor)
- aumenta la potencia muscular, porque recibe más oxígeno que antes
- el tiempo de recuperación es mucho más corto después del ejercicio
- se reduce el riesgo de lesiones, porque los músculos están menos estresados por el esfuerzo
- los músculos de la jaula se liberan, lo que reduce la tensión general.
Algunos consejos para mejorar la respiración en musculación
Una vez que hayas comprendido la importancia de la respiración en musculación, puedes empezar a trabajar en ella. Para ello, no hay nada mejor que unos cuantos trucos a la antigua usanza, fáciles de poner en práctica y que no cuestan nada.
En general, la respiración en musculación consiste en una inspiración profunda durante la relajación y una espiración larga y continua durante la contracción.
Pero eso sin tener en cuenta ciertos ejercicios. Por ejemplo, los isométricos. En este caso, la respiración lenta y regular es mucho mejor, porque mantiene el flujo de oxígeno en las células durante las largas fases de contracción.
En cardio, la respiración se adapta al tipo de ejercicio… En resistencia aeróbica, la respiración debe ser regular, con dos tiempos para inspirar y dos tiempos para espirar. Del mismo modo, debes favorecer la respiración abdominal para aprovechar al máximo tus pulmones. Respirar por la nariz filtra las impurezas del aire y reduce la irritación de los pulmones.
Por otro lado, si estás haciendo ejercicio de alta intensidad, no hay nada como la respiración intuitiva, la que surge de forma natural.